Inizio > Pubblicazioni > Vazquez Janeiro Venerdì 03 maggio 2024

Informazione sulla pubblicazione:
Recensione: Le Saint Siége et les victimes de la Guerre, janvier 1944-juillet 1945. Actes et documents du Saint Siége relatifs á la seconde Guerre Mon-diale, edites par P. Blet, R.A. Graham, A. Martin, ( + ) B. Schneider S.J., vol. 10

 
 
 
Foto Vazquez Janeiro Isaac , Recensione: Le Saint Siége et les victimes de la Guerre, janvier 1944-juillet 1945. Actes et documents du Saint Siége relatifs á la seconde Guerre Mon-diale, edites par P. Blet, R.A. Graham, A. Martin, ( + ) B. Schneider S.J., vol. 10, in Antonianum, 56/1 (1981) p. 258-260 .
Sommario in spagnolo:

Hace exactamente 15 años tuve el honor de presentar en esta misma revista (Antón. 47 [1966] 170-173) el primer volumen de Actes et Documents du Saint Siége relatifs a la seconde guerre mondiale, editados bajo ios auspicios de la Secretaría de Estado. Ahora me cabe la satisfacción de presentar el décimo volumen de esta interesantísima colección documen­tal. Como se ve, la edición sigue un ritmo acelerado, no obstante que últimamente la muerte vino a sorprender a uno de los primeros colabo­radores, B. Schneider (t 1976), estimado profesor.

El título del presente vol., Le Saint Siége et les victimes de la guerre, responde al hecho de que los documentos aquí publicados forman un fondo especial — « fondo soccorsi » —, distinto de los otros fondos que conservan la documentación de la actividad diplomática y pastoral durante la guerra, que fue publicada en otros volúmenes. En rigor, esta división no tiene fundamento real, como ya advierten los editores; puesto que la actividad diplomática de la Santa Sede no tuvo más que una única finalidad, que fue pastoral y asistencial al mismo tiempo: primero, fue encauzada a evitar la guerra; y luego, durante todo el período bélico, fue dirigida, como proclamó Pío XII en 1941, a « rendre la guerre plus humaine, adoucir les maux de la guerre, secourir et consoler les victimes de la guerre».

En conformidad con esta división topográfica, este volumen es el cuarto de la serie « soccorsi » y abarca, cronológicamente, el último año de la guerra. Su contenido es riquísimo: se publican ex integro 488 do­cumentos en el cuerpo y 15 en los apéndices; hay que tener en cuenta, además, que muchos documentos van acompañados de anotaciones hechas por individuos de la Secretaría de Estado; en las notas se citan o se publican abreviados nada menos que 661 documentos inéditos, cuya lista cronológica se pone al final del vol.; la edición tiene las mismas caracte­rísticas que en los volúmenes anteriores.

Beneficiarios de la acción humanitaria de la Santa Sede fueron todos los que de una manera o de otra se sintieron afectados por la guerra y por las locuras del nazismo, sin distinción de razas o de religión; especial atención merecieron los grupos más numerosos y más amena­zados, como fueron los judíos de Hungría, de Rumania, de Eslovaquia, los judíos polacos concentrados en el campo de Vittel y el casi millón de soldados italianos detenidos en campos alemanes. En la imposibilidad de reseñar la febril y múltiple actividad desplegada por la Santa Sede a través de sus canales diplomáticos y también por vías privadas, baste apuntar aquí los principales aspectos de la misma: los servicios prestados a través de sus medios de información para poner a los dispersos en comunicación con sus familiares; la asistencia material en dinero, víveres, ropas y medicinas; la asistencia espiritual a los soldados italianos depor­tados a Alemania, mediante un buen equipo de capellanes militares. En todo ello no se puede menos de admirar el desprendimiento, la tenacidad, los esfuerzos, a veces, sobrehumanos. Sin que falten gestos de sublime heroísmo. Aún hoy no se puede leer sin sentir estremecimiento la relación que el nuncio en Berlín, Mons. C. Orsenigo, enviaba el 2 de junio de 1945 desde Eichstátt a Mons. G.B. Montini. En ella copia un carta, fechada el 7 de marzo 1945, en la que su autor, el P. Valeriano Mileno, franciscano de Asís (t 1971), capellán militar en el campo de Górlitz, viendo que muchos de los soldados italianos no podían por falta de fuerzas físicas abandonar el campo y escapar de los rusos que se acercaban, escribe deci­dido al nuncio: « lo ho deciso, rimarró con questi... Mi affido alia Provvi-denza e resto sul posto, per amore alia mia Chiesa e per l'onore del-l'Italia...». Y comenta el nuncio (pp. 624-625): « L'occupazione russa di quelle regioni non ci permette di sapere né il numero dei rimasti né le ultime vicenda. Non si puó a meno, pero, di raffrontare l'atteggiamento del pió francescano, e la sua lettera del 7 marzo, con la colossale disfatta della Germania firmata il 7 maggio successivo... La figura mite ed amabile del pió francescano rifulge di luce purissima e vien segnalata in benedi-zione da quanti lo conobbero, esempio di fede vera e di amore cristiano. Cristo ha le sue immancabili vittorie! I nomi dei nazionalisti fuggitivi, disertori, corrono sulla bocea di un intero popólo esulcerato dai lutti e dai dissesti fra gli improperi di tutti. L'empietá ha le sue inevitabíli sconfitte! 7 marzo e 7 maggio! Due date, due fibre opposte di uomini — due generi antitetici di amore del popólo — due opposti sentimenti in faccia alia morte, eroismo e viltá — due rivelazioni: la fede e l'empietá ».

Episodios semejantes abundan en estos que podríamos denominar los «Annales » de la Iglesia moderna; y no ciertamente de los menos gloriosos de toda la Historia de la Iglesia. Ante los hechos aquí constata­dos — a través del lacónico texto telegráfico o de la «documentada» relación de Orsenigo — se desvanecen los colores de cualquier pantalla cinematográfica y se desacreditan las páginas sensacionalísticas de cual­quier « romanzo ». Como siempre, la historia verdadera continúa siendo la mejor apología. O como decía el card. L. Maglione, el primer día de la guerra:  «il documento e i fatti parlano da loro ».



 
 
 
 
 
 
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