Manzano Isidoro ,
Recensione: MICHEL E., Nullus potest amare aliquid incognitum. Ein Beitrag zur Frage des Intellektualismus bei Thomas von Aquin,
in
Antonianum, 56/2-3 (1981) p. 514-516
.
Sommario in spagnolo: Se trata en este libro de una tesis doctoral. Y creo que es modelo de cómo se deben realizar los trabajos de esta índole. Decir esto es ya hacer una alabanza de la obra.
El título y el subtítulo dicen concretamente de qué se va a tratar: de una aportación a la cuestión del intelectualismo de Sto. Tomás. Mas, de momento, lo que nos interesa es el método y el modo cómo la autora conduce su estudio e investigación.
La introducción (p. 1-16) sirve para determinar el sentido de la investigación, el « status quaestionis » y el método que se ha de seguir. Se trata de una introducción en la que, en sobrias palabras, se nos introduce en la discussión y aclaración del tema.
Ahora hace falta exponer el pensamiento del Angélico. Y, para ello, nada mejor que analizar un texto clave en el que Sto. Tomás exprese su pensamiento en síntesis. La autora ve este pensamiento expuesto en el texto de la Summa I-II, q. 27, a.2., en donde el santo Doctor se pregunta: «Utrum cognitio sit causa amoris? ». Su análisis minucioso constituye el capítulo II, todavía introductivo.
Y como quiera que el amor, según Sto. Tomás, se inscribe en el apetito sensitivo y en el apetito intelectual, la autora va a profundizarle en estos dos sentidos, dedicando a cada uno un parte de su trabajo.
En la primera parte (cap. III, p. 25-66) la autora estudia lo que es apetito sensitivo, el amor que él inserta, dando cabida a digresiones interesantes, todo adobado con textos tomados de toda la obra tomista.
En la segunda parte (cap. IV, p. 67-109) se hace lo propio con el amor que tiene sus raíces en el apetito intelectual. Este amor, sin abandonar su lugar originario, se estirará hasta lograr ser la « caridad ». La tercera parte (cap. V, p. 109-143) tratará de darnos el sentido profundo de este « amor-caridad » «mediante el que el hombre llega a la complección de su último fin, ya interno ya extrínseco. Se trata de la dimensión humana cumplida en la Beatitud.
Un pequeño capítulo conclusivo (cap. VI, p. 144-147) nos va a dar los resultados obtenidos. Nos interesa enumerarlos, porque algunos tomistas no aceptarán, sin más, estas conclusiones.
En todo el trabajo la autora ha tratado de delinear qué es « amor » (y, sobre todo, el amor de la voluntad), qué es «cognitio» y sus relaciones mutuas. En general, los tomistas han interpretado a Sto. Tomás como un autor que da preferencia al entendimiento sobre la voluntad. En consecuencia, dan preferencia al conocimiento sobre el amor. Y esto se interpreta de muy diversas maneras, esto es, desde un reduccionismo bastante cerrado a una simple superioridad del entendimiento sobre la voluntad. La tesis de la autora es que Sto. Tomás concede una superioridad a la voluntad (y al amor como su acción) sobre el entendimiento la cognición. La autora, pues, concluye a un « voluntarismo » tomista muy próximo al escotista. Los criterios desde los cuales la autora concluye de este modo son los siguientes:
- En el « ordo generationis » es verdad que el conocimiento es primero con respecto a la volición. Pero este orden no decide el « orden» de la perfección.
- En el « ordo perfectionis », si bien Sto. Tomás nos dice que el conocimiento es « perfectior », « altior » etc. que la volición, se refiere solo en el orden del conocimiento del objeto. Pero ello no es así cuando se trata de la aprehensión (Erfassung) de lo que es de más valor.
- Cuando Sto. Tomás apela a la «connaturalitas» del amor con respecto al conocimiento o de la voluntad con respecto al entendimiento, este entendimiento no se refiere a la facultad cognoscitiva sino a la naturaleza intelectual, como el todo en el que existe el hombre.
No se puede, pues, interpretar a Sto. Tomás en el sentido del intelec-tualismo en el que se le interpreta de ordinario. Los Tomistas tienen aquí y otra vez tema para discutir.
La bibliografía que la autora maneja es amplia y selecta, como no podía ser menos. Las citas se recogen al final del trabajo (pp. 160-180, 326 en total) y el libro se termina con un índice de los lugares tomistascitados.
Una tesis muy bien escrita y muy tenazmente llevada a conclusión. Lo malo es que la autora parece trabajar con una idea preconcebida y la interpretación de los textos se hace a la luz y bajo el influjo de esta idea. Pero esto que se lo digan los tomistas.
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